domingo, 28 de febrero de 2016

Con ciertos solidarios

Anoche ocurrió una suerte de milagro en la iglesia de la calle Línea. En el cartel, creado para la ocasión, podía leerse:

Conciertos solidarios

La Parroquia de El Vedado se convierte en anfitriona de este ciclo de conciertos que la Oficina de Leo Brouwer incluye en su programación del bienio 2016-2017. Reconocidos músicos cubanos y extranjeros donarán sus actuaciones sumándose a la Red de Artistas Solidarios. Estos conciertos se dirigen al beneficio de las personas y los grupos más vulnerables de la sociedad cubana, desde niños con discapacidad física o mental hasta adultos mayores en situaciones precarias de vida. Ellos necesitan de nosotros.

El otro firmante del afiche es Caritas Habana.

En el concierto de anoche, que fue el inaugural de esta idea, la temática fue la Alemania Barroca y comprendió un ambicioso programa con muestras de cuatro importantes compositores de ese período.

Fantasía Nº 10 para flauta en Fa sostenido menor, Sonata canónica para dos flautas en La mayor y Sonata metódica en Sol menor, de Georg Philipp Telemann.

Partita para flauta sola, de Johan Sebastian Bach.

Tres sonatas de Halle, para flauta y continuo, de Georg Friedrich Händel.

Sonata para tres flautas, en Re mayor, de Johann Joachim Quantz.

Fuga Canónica de La Ofrenda Musical de J. S. Bach (realización: Leo Brouwer).

Este complejo repertorio fue honrado con rigor y belleza por Niurka González y María del Henar Navarro, y por el cellista Alejandro Martínez, la violinista Desiré Justo y las flautistas Anabel Gil y Martha Cristina Valdivia (alumnas de Niurka).

Lo de “milagro” dicho arriba tiene algo de tropo, pero es también la consecuencia de los cambiantes tiempos que vivimos, lo que da lugar a que coincidan las vocaciones de compromiso en una unidad rotundamente humana.

Bienvenidos a nuestra ciudad estos Conciertos Solidarios, nuevo espacio musical con ciertos y solidarios artistas y participantes.



Desiré Justo, Niurka González y Alejandro Martínez, en la sacristía



Niurka, Anabel y Martha


Leo Brouwer, Jorge López Marín y María del Henar Navarro

miércoles, 24 de febrero de 2016

Los 20 del Centro Pablo, los libros, las imprentas, la feria



Por Víctor Casaus

En el camino hacia mi barrio vi hace un tiempo, durante algunos meses, una valla que contenía un texto ingenioso y revelador. Decía, más o menos: “Esta noche en el mundo tantos millones de niños dormirán en la calle. Ninguno de ellos es cubano”. Creo que otras vallas similares aludían a similares temas básicos de la supervivencia humana: la educación, la salud… terminando siempre con esa frase, a mi modo de ver, contundente: ninguno de ellos es cubano.

Aunque está referida a un ámbito global, infinitamente más amplio por supuesto, la frase me vino de repente a la mente mientras repasaba los temas relacionados con la presencia del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, a través de sus Ediciones La Memoria, en la recién terminada primera fase de la Feria del Libro de la Habana 2016. Más adelante aparecerán las razones de esa asociación.

LOS 20 AÑOS DEL CENTRO PABLO

El Centro, fundado en 1996 para conservar y difundir la memoria literaria, vital y revolucionaria de Pablo de la Torriente de la Brau y de su formidable generación, fue añadiendo después, en la medida en que los recursos y los sueños lo permitían y lo exigían, otras áreas de trabajo cultural, unidas en sus aparentes diferencias por la presencia constante y sonante de la memoria, expresada a través de la nueva trova cubana, el arte digital, la literatura testimonial, el diseño gráfico, la creación audiovisual, las publicaciones y la prensa, la comunicación radial, las herramientas digitales, imprescindibles hoy, cada vez más, en nuestra sociedad. La creación concreta del Centro fue posible en gran medida gracias al apoyo de nuestro amigo Abel Prieto, entonces presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a quien los centropablianos agradeceremos siempre ese gesto fundacional, realizado en momentos en que las aprehensiones y prejuicios hacia proyectos independientes de pensamiento o de creación artística eran mucho mayores de lo que lo son actualmente, cuando todavía existen, como lo demuestran algunos inexplicables ejemplos. La lista de co-fundadores e inspiradores prácticos o simbólicos de aquella aventura iniciada sería interminable e incluiría a Raúl Roa, las hermanas de Pablo, Conchita Fernández, José López Sánchez y la nómina luminosa del grupo de Amigos del Centro Pablo, creado para apoyar con sus nombres el recién nacido proyecto; entre ellos se encontraban Eduardo Galeano, Juan Gelman, Mario Benedetti,
Ernesto Cardenal, Eusebio Leal, Roberto Fernández Retamar, Luis Eduardo Aute y Silvio Rodríguez.

El Centro Pablo ha recorrido, por tanto, 20 años de sueños, esfuerzos y realizaciones en los que artistas y entusiastas de las disciplinas mencionadas arriba hicieron posible la consolidación de una labor cultural sostenida, ágil, antiburocrática y comprometida con los valores esenciales de la Nación cubana y del proceso transformador iniciado en 1959, que enfrenta hoy diversos y complejos retos en todas las áreas de la sociedad –incluidas por supuesto las manifestaciones artísticas y, en un sentido más abarcador y completo, la cultura, que está llamada a participar con inteligencia y rigor en la lucha por preservar lo mejor de lo alcanzado, descartar los mecanismos erróneos aplicados hasta hoy y rechazar el cambio de rumbo que estos nuevos tiempos que se están iniciando pueden traer –o están ya intentando traer– a nuestra historia, a nuestra sociedad, a nuestras vidas.

Para comenzar a recordar y celebrar lo construido en estas dos últimas décadas realizamos, durante el segundo semestre del 2015, la jornada Hacia los 20 años del Centro Pablo, convocando a algunos de nuestros programas culturales, como el Premio Memoria y la Beca de Creación Sindo Garay, y dando continuidad a algunos de nuestros proyectos de intercambio internacional que hemos desarrollado durante estos años, como la jornada Nuestra voz para vos, que recorrió siete ciudades argentinas en los finales del pasado año y el Festival del Monte Tucumano. Voces y Memoria, realizado el 28 de noviembre pasado en Santa Lucía, Argentina.

Ahora, en este mes de febrero, durante la Feria del Libro de La Habana, iniciamos las actividades por los 20 años de trabajo, que desarrollaremos a lo largo del 2016 y culminaremos en el próximo diciembre, recordando la caída en combate de Pablo de la Torriente Brau en Majadahonda, España, mientras defendía a la agredida República y luchaba contra el naciente fascismo, 80 años atrás.

Entre las acciones fundamentales de esta recordación veinteañera y centropabliana se encontraban el acto de inicio de esa recordación de los 20 años y la presentación de diez nuevos títulos de nuestras Ediciones La Memoria en la recién concluida Feria del Libro de La Habana.

LOS LIBROS

El plan de publicaciones del Centro Pablo en el 2015 incluyó los siguientes títulos, financiados con la colaboración del Fondo para la Cultura y la Educación (FONCE) del Ministerio de Cultura, que debieron estar listos para ser presentados en febrero en la Feria, como ha sido habitual desde la fundación del Centro. En la Colección Homenajes se prepararon editorialmente los tres tomos de El útil anhelo. Epistolario de Rubén Martínez Villena, compilados por Carlos Reig; Viento sur, de Raúl Roa y Pedro Capdevila, el hermano remediano de Pablo, de Leonardo Depestre.

La Colección Palabras de Pablo trabajó los títulos Carlos Aponte: un peleador sin tregua, de José A. Quintana y Pablo en Bohemia, selección, prólogo y notas de Leonardo Depestre. La Colección A guitarra limpia incluyó este año los dos tomos de la antología Memorias A guitarra limpia 1996-2015, preparada por Xenia Reloba, y los libros Lo que dice mi cantar, de Lino Betancourt y Café Vista Alegre, de Dulcila Cañizares.

Finalmente la Colección Coloquios y testimonios preparó el volumen El aullido infinito, de Yaysis Ojeda (Premio Memoria) y Mi desquite de José Américo Tuero y María del Pilar Tuero de Blas.

La editorial preparó asimismo un cuaderno Memoria con todos los contenidos informativos de esos diez títulos para que sirviera, como en años anteriores, de programa de nuestras presentaciones en la Feria y quedara como memoria de ese intenso trabajo.

De los diez títulos preparados y entregados para su impresión antes de septiembre del pasado año, sólo cinco estuvieron listos para ser presentados en la Feria. Quedaron fuera de esa importante posibilidad: los dos tomos de la antología Memorias A guitarra limpia y Pablo en Bohemia, pertenecientes al Plan Especial del Instituto del Libro, Lo que dice mi cantar, Café Vista Alegre y Mi desquite, por el incumplimiento de las entidades correspondientes.

Sobre los dos títulos del Plan Especial, el Instituto Cubano del Libro nos informó que la imprenta Federico Engels no lo tendría listos para la Feria. En el caso de Pablo en Bohemia recibimos esa información 72 horas antes de la presentación del volumen, incluido en el homenaje a los 80 de la caída de Pablo junto a los libros sobre Carlos Aponte y Pedro Capdevila. Los otros tres libros no pudieron participar en la Feria por la incapacidad de las respectivas imprentas para asumir su impresión.

La presentación de El útil anhelo, anunciada para el martes 16 a las 12 del día en la Sala Nicolás Guillén, como parte central del inicio de las celebraciones por los 20 años del Centro Pablo y como homenaje a Rubén Martínez Villena, no pudo realizarse ese día. Finalmente pudo reprogramarse su presentación para el día anterior al final de la Feria en otra sala de La Cabaña, después de las gestiones realizadas por el vicepresidente del ICL Juan Rodríguez, por indicaciones –según nos comentó– de la presidenta de la institución, gestos que agradecimos profundamente.

El Centro Pablo ha enviado sus disculpas (aunque sean en realidad ajenas) a todos los autores cuyos libros no pudieron ser presentados, especialmente al maestro Lino Betancourt, historiador de la trova cubana, y a Dulcila Cañizares, profunda conocedora de esa  manifestación de la cultura cubana, también presente en su libro Café Vista Alegre. Eso mismo hemos hecho con la autora del testimonio Mi desquite, María del Pilar Tuero de Blas.


Creo que la situación creada por el incumplimiento poligráfico con otras publicaciones destinadas a la Feria exige la acción de los niveles correspondientes de dirección o de gobierno, no sólo del ICL, sino también del Ministerio de Cultura y, quizás, incluso, de alguna otra instancia superior. No me es posible medir con exactitud la influencia de este aspecto en el evidente deterioro que la Feria ha tenido en su edición de este año, que ha sido comentado incluso ya en algunos espacios de la prensa establecida y en muchos sitios de la esfera digital, el más activo territorio de intercambio de informaciones y debates en el campo comunicacional de nuestros días.

LA FERIA

En sentido general en esta edición se agudizaron, a veces de manera extrema, deficiencias y problemas que se anunciaban, dentro del evento, desde hace algún tiempo. El balance rápido general que esta Feria nos brinda incluye, entre otros aspectos, los que menciono brevemente a continuación, con las consiguientes consecuencias que muchos han apreciado y mencionado.

La gran librería, que había ocupado espacios muy amplios en diferentes lugares de la sede en los años anteriores, desapareció en esta edición. Ese fue un fuerte golpe para el público masivo que asiste a La Cabaña y que realizaba, en esa librería gigante, el acercamiento a los libros publicados durante el año anterior e incluso se ponía en contacto con la producción editorial no reciente. Aquello –con la cola incluida, no importa– era una fiesta de la posibilidad de buscar y encontrar textos deseados por parte de ese público que va a La Cabaña no (o no sólo) a consumir las abundantes ofertas gastronómicas y etílicas, sino a comprar los libros que, por lo general, no adquiere durante el año –incluso aunque estén a su disposición en las librerías que –por su parte– no realizan la más mínima gestión de divulgación: son, casi en su totalidad, almacenes abiertos a la población, descuidados o sucios, cuya administración y cuyo personal no tienen conciencia del instrumento de valor y proyección culturales que tienen en sus manos.

El balance entre el carácter eminentemente cultural que debe tener la Feria y las actividades gastronómicas, comerciales y de entretenimiento que conviven allí se rompió de manera lamentable en esta edición. Muchos la pudieron definir como una feria gastronómica e inflable, donde había lugares donde vendían objetos llamados libros. El balance en la calidad de esos objetos –no alcanzo a saber si básicamente como consecuencia de las deficiencias de producción de libros que mencioné– también se quebró en esta ocasión: de ahí la avalancha de carteles y revistas de moda, de espectáculos o de fútbol, las cuquitas y las barbies, la sub-cultura de los libros de autoayuda y otros engendros del consumismo de segunda (o de tercera), la apropiación de aquella iniciativa cubana de los artículos convoyados, representada  aquí en las bolsas con libritos acompañados por pulsos y baratijas –o viceversa.

Es deseable, atractivo y seguramente necesario que existan espacios con la calidad ambiental de La Cabaña, a los que puedan asistir las familias para disfrutar de esas buenas ofertas gastronómicas que aparecen públicamente cuando son convocadas para ocasiones así, y que las niñas y niños puedan tener a su disposición esas maravillas inflables y coloridas a las que probablemente no pueden acceder en sus barrios de residencia. Lo que resulta contraproducente es ubicar algo así junto o en medio o pugnando por sustituir los necesarios espacios y valores de una feria del libro que fue creada como un proyecto cultural indiscutido e  indiscutible, que se movía después provincia por provincia acercando el libro a sus hipotéticos, posibles lectores.

Las instancias responsables de este evento que no debiera seguir perdiendo su carácter eminentemente cultural seguramente tomarán en cuenta esta realidad que se ha vivido para analizar, criticar y  autocriticar lo que se ha hecho y deshecho, comenzando a buscar soluciones o al menos alternativas para resolver o en todo caso aliviar esta situación en las futuras ediciones de la Feria. Sería el mejor aporte –y hasta un ejemplo– para asumir y enfrentar situaciones erráticas o caóticas como esta. Y alejarse –y alejarnos– de esa definición que tantas veces se aplica a cada evento (cultural o no): es “el mejor que hemos realizado hasta hoy”… únicamente inferior al que ya estamos preparando para el año que viene.

Esa ruptura del balance gastro-editorial que acabo de exponer, más el grave problema de los incumplimientos en la cantidad de títulos impresos para llenar las expectativas culturales de la Feria que mencioné antes seguramente incidieron en otras consecuencias no deseables que se produjeron durante estos días, como es el hecho de que instrumentos que forman parte de la estructura establecida en la Feria, como el librito con el programa general que siempre se ha distribuido previamente a expositores, participantes, prensa acreditada, etc. no se publicara en esta ocasión. El desasosiego y la inestabilidad producida por aquellos elementos que señalaba quizás produjeran también otras deficiencias reiteradas en esta edición, como la insuficiencia en los contenidos de las principales herramientas de difusión del evento, como la página web, lenta y desactualizada, la página de la Feria en red social Facebook reiterativa en la promoción de algún personaje, o la arbitrariedad detectable en los contenidos del suplemente diario El cañonazo.

Este panorama global lo vivimos, como todas y todos, dentro del ritmo indetenible de la Feria que, como sabemos los que asistimos u organizamos alguna vez eventos de este tipo, impone urgencias y altera equilibrios –más aún cuando se parte de las graves insuficiencias de los poligráficos o  del balance, nutritivo pero discutible, de los gastronómicos.

Desde esa perspectiva general, para contribuir, si es posible, a su análisis y eventual búsqueda de soluciones, empecé a teclear hace dos horas madrugadoras estas futuras cuartillas. Haberlo hecho es, a mi juicio, lo más importante.

Pero para no dejar colgadas allá arriba, en los párrafos iniciales de este texto, las frases citadas tras las que anunciaba “las razones de esa asociación” con la valla vista en el camino a mi casa hace ya algún tiempo, retomo y resumo, para finalizar, los elementos que siguen y mencionar, por esta vez, la presencia del Centro Pablo y sus Ediciones La Memoria en el evento y la asociación que surgió al contrastarla con su inexistencia casi completa en los papeles y las imágenes de la Feria –que son, quiérase o no, la memoria de ese acontecimiento.

En las páginas de El Cañonazo  se mencionan muchas editoriales participantes. Ninguna de ellas pertenece al Centro Pablo.

En el noticiero diario televisivo de la Feria aparecieron durante esos días, entrevistas, imágenes de autores o presentaciones de libros, Ninguna de ellas pertenece al Centro Pablo.

En la página web de la Feria se mencionan los sitios de su interés. Son diez. Ninguno de ellos pertenece al Centro Pablo.

En la portada de El Cañonazo se sugirieron diariamente tres presentaciones, autores  o eventos. Ninguno de ellos pertenece al Centro Pablo.

En las 36 páginas de todos los cañonazos feriales se mencionan autores, títulos de libros, premios otorgados, eventos destacados. Ninguno de ellos pertenece al Centro Pablo.

Ni Pablo de la Torriente Brau, ni Raúl Roa, ni Rubén Martínez Villena, ni Viento Sur, ni El anhelo inútil, ni el Premio Memoria, ni la beca de creación Sindo Garay para trovadores y trovadoras, ni los 20 años del Centro, ni los 80 de la caída de Pablo en Majadahonda: con todo lo cual –no a cuestas, sino en alto– seguimos siguiendo

lunes, 22 de febrero de 2016

¿Silencios mediáticos o ruido de sables?

Por José Manzaneda
Coordinador de Cubainformación

El 7 de febrero, el Gobierno español impedía a la activista estadounidense Angela Davis visitar en la prisión de Logroño al independentista vasco Arnaldo Otegi. El hecho no fue noticia en los grandes medios españoles. ¿Recuerdan el bombardeo mediático creado cuando, en junio pasado, el expresidente español Felipe González no pudo visitar en Venezuela al preso ultraderechista Leopoldo López?

Hace unos días, eran detenidos en Madrid dos integrantes de un grupo de marionetas en cuyo espectáculo, de carácter irónico, aparecía un cartel con la palabra ETA. Varios medios españoles aplaudieron su encarcelamiento. Por supuesto, «enaltecimiento del terrorismo». ¿Imaginan algo similar en Cuba o en Venezuela? ¿Cuántos editoriales llamarían a la presión internacional contra dichos estados, supuestos «violadores de la libertad de expresión»?

En Colombia, cada 33 horas, muere un menor de cinco años por desnutrición, según el propio Instituto Nacional de Salud. La mayoría son indígenas wayuu. Nada que interese a la gran prensa internacional. Como tampoco interesa que Cuba –sin el petróleo de Colombia ni su constante inyección de capital estadounidense– haya conseguido ser el primer país de América Latina en erradicar la desnutrición infantil severa.

¿Se imaginan que en las plantaciones de tabaco de Cuba trabajaran menores de edad, de 16 años, en jornadas de 12 horas al día? ¿Verdad que sería objeto de impactantes reportajes en la prensa internacional? ¿Por qué entonces no lo es cuando ocurre –como ocurre– en Carolina del Norte, Kentucky, Tennessee y Virginia, estados donde se produce el 90% del tabaco de EEUU y donde, hasta 2014, trabajaban incluso menores de 11 años?

Recortes de becas y aumento en las matrículas han llevado a 70.000 estudiantes del Estado español a renunciar a la universidad pública. Una situación difícil de entender para un joven –por ejemplo– de Cuba, un país mucho más pobre, pero donde la universidad es completamente gratuita.

Gratuidad que –curiosamente– jamás mencionan los medios españoles cuando hablan de las carencias económicas o los bajos ingresos de la población cubana.

Julian Assange, tras llevar cuatro años refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres, recibió el respaldo del Grupo de Trabajo de la ONU para la Detención Arbitraria, que calificó de «ilegales» las órdenes de prisión contra él de Suecia y Reino Unido. Recordemos que la Policía de estos dos estados persigue a Assange para entregarlo a EEUU, donde sería juzgado por espionaje y revelación de secretos a través de Wikileaks. Reino Unido y Suecia han dejado claro que no acatarán la petición de la ONU. Es el habitual doble rasero de los gobiernos occidentales: exigir el cumplimiento de las resoluciones internacionales solo cuando no les afecta. Como la petición de Naciones Unidas a EEUU para que levante el bloqueo a Cuba, por ejemplo

¿Dónde está la presión internacional exigiendo la libertad de Julian Assange? ¿Y los editoriales de la gran prensa? No se molesten en buscarlos.

Fuente: http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2016-02-21/hemeroteca_articles/silencios-mediaticos-o-ruido-de-sables

martes, 16 de febrero de 2016

Talismán de la esperanza

Por Rolando López del Amo

La humilde pareja de inmigrantes españoles formada por Mariano Martí y Leonor Pérez no podían imaginar que su único hijo varón, nacido en la calle de Paula en la ciudad de La Habana el 28 de enero de 1853 y al que nombraron José Julián, sería invocado por sucesivas generaciones de cubanos, hasta el día de hoy, como el maestro y el guía para andar con acierto por los intrincados y agrestes caminos de la vida humana.

El innato talento de aquel niño nacido en el seno de una familia laboriosa y honrada tuvo cauce  propicio en el magisterio de  Rafael María de Mendive, patriota y culto, ejemplar y generoso, creador de conciencias y caracteres limpios y fuertes. Armado con esos valores, el adolescente José Julián, se sintió parte del intento independentista iniciado el 10 de octubre de 1868  en la lejana Yara por un grupo de ilustres patricios encabezados por Carlos Manuel de Céspedes. Poemas alegóricos, artículos de prensa, carta recriminatoria a un condiscípulo apóstata, lo llevaron a la prisión colonial como picapedrero encadenado y, gracias a los incansables afanes de sus padres,  a transformar la sentencia en destierro a la metrópoli.

En España realizará y concluirá estudios de Derecho y Filosofía y Letras y dejará  dos libros que desnudan las entrañas del colonialismo español: El presidio político en Cuba y La república española contra la revolución cubana.

El destierro seguirá en México, donde se forma como periodista y estrena una obrita de teatro que tuvo buena aceptación, se acerca a las ideas socialistas, divulga los hechos de la revolución en Cuba, resalta a sus héroes y gana a un amigo, un hermano, que lo será para toda su vida.

De México a Guatemala, donde será maestro. El doctor Torrente le llamaban sus alumnos por el caudal de su verbo. Venezuela lo acogerá por seis meses y editará La RevistaVenezolana. En los tres países mencionados su choque contra los caudillos gobernantes le impiden permanecer en ellos.

En México nació el compromiso y el matrimonio. Una brevísima estancia en Cuba con nuevo destierro, hasta instalarse en New York, donde ya había estado y presidido el Comité Revolucionario cuando la Guerra Chiquita. Allí será la maduración completa del escritor, el periodista, el político revolucionario, el pensador, el maestro, el hombre de Estado, el apóstol de la redención del hombre por el hombre.

Desde New York Martí escribe para los diarios más importantes de América Latina y para publicaciones en los propios Estados Unidos. Su estilo anuncia el modernismo en nuestra lengua.  Allí  publica tres números de la más extraordinaria revista para niños, florece su poesía, traduce obras para editoriales conocidas, preside  sociedades literarias, trabaja como maestro y como oficinista, realiza funciones de Cónsul de Uruguay, Argentina y Paraguay, representa a Uruguay en conferencia panamericana y, para Cuba, pronuncia  encendidos y hondos discursos revolucionarios, escribe abundante correspondencia al servicio de la nación, funda el periódico Patria y el Partido Revolucionario Cubano. Logra unir a la vieja generación revolucionaria con la nueva, a los patriotas del exilio con los del país, a los negros y mestizos con los blancos, a distintas clases sociales en un gran frente por la independencia, por la liberación nacional, pero vista como culminación de la independencia de Nuestra América, la que va desde el Río Bravo hasta la Patagonia. Es su pensamiento  la continuación y desarrollo de las ideas bolivarianas. La defensa de la unidad de América Latina y el Caribe que hoy trata de consolidarse en la CELAC. 

Martí es antiimperialista e internacionalista porque piensa en función de la humanidad como un todo, en la identidad esencial de los seres humanos más allá del lugar de nacimiento, el color de la piel, el idioma materno, la creencia religiosa.

Como sistema político cree en la república, en el valor de las ideas por encima de los individuos,  en la democracia efectiva, electiva y supervisada, controlada desde la base y participativa. El previene contra los males de la burocracia, del caudillismo  y de los monopolios.  El está del lado de los obreros y los campesinos, de los pobres de la tierra y cree que los bienes de la naturaleza son patrimonio común. Él defiende a la mujer, al anciano, al niño. El alienta el trabajo, el estudio, la investigación. Él aboga por la paz mundial y la relación civilizada entre las naciones, basada en el derecho y la justicia, en el respeto y la solidaridad.

Él resalta la importancia de la educación  basada en el conocimiento científico y no en dogmas, en el razonamiento y la experimentación. Él insiste en la necesidad de la cultura y la amistad, en las bondades espirituales de las artes, que son también trabajo.

Martí es guía promisorio para la vida individual y colectiva, fuente de valores que brotan del ejemplo personal de una vida noble que siempre se puso del lado del deber, de la felicidad que se gana en la compañía y el sacrificio.

La UNESCO, que otorga el Premio Internacional José Martí e incluyó toda la papelería martiana en su archivo de la Memoria del Mundo, acaba de auspiciar en La Habana, mediante su Programa mundial de solidaridad José Martí, la conferencia Con todos y para el bien de todos, que nos trajo a relevantes pensadores de nuestro continente y de otras tierras del mundo. Fue el reconocimiento de la comunidad internacional, del sistema de las Naciones Unidas, al pensamiento y la obra del insigne cubano.

Para todos los que aspiran a un mundo mejor,  José Martí es luz propicia en medio de las tinieblas, palabra amiga para levantar  a los hombres hasta su mejor altura, pan de vida útil y noble, manantial inagotable para calmar la sed de justicia, talismán de la esperanza.

miércoles, 10 de febrero de 2016

La crisis del beisbol cubano

                                       por Guillermo Rodríguez Rivera

Casi todos los aficionados al beisbol cubano lo dicen y lo repiten , menos la inmensa mayoría de nuestros comentaristas deportivos, que parecen no tener  una opinión propia ante las decisiones del INDER: la estructura de nuestra Serie Nacional está arruinando la pelota cubana.

Algunos dirán que es el dinero de las Grandes Ligas amparado por el bloqueo a Cuba, que contrata nuestros mejores peloteros y no ya jugar, sino que hasta les prohíbe vivir en su patria.

Pero frente  a ello, nuestros dirigentes deportivos y hasta políticos se empeñan en mantener una Serie Nacional con 16 equipos, para los que no  tenemos los jugadores con la calidad requerida, que no solo nos presenta un pobre espectáculo con atletas sin la calidad requerida o con jóvenes todavía inmaduros, sino que nuestros buenos peloteros tienen que jugar en esa liga e, insensiblemente, su nivel  desciende. Cuando un buen bateador se enfrenta día tras día a malos lanzadores, su efectividad baja cuando se enfrenta a pitchers profesionales. El paupérrimo bateo de los cubanos en la última Serie del Caribe es una prueba de ello.
            
Hay algún dirigente que dice que nuestros aficionados solo tienen sentido de pertenencia a las actuales provincias y que no apoyarían un equipo regional, pero un bayamés y un santiaguero se sienten orientales, como un avileño es también camagüeyano y, sobre todo, a todos los cubanos los convence  el buen beisbol, por eso están vacíos nuestros estadios, porque no quieren ver lanzar a un muchacho –todavía sin calidad ni control para estar en nuestra pelota grande– que da cuatro bases consecutivas en un juego empatado y lo pierde con una carrera forzada.

Los fundadores de nuestra serie nacional solo organizaron cuatro equipos regionales: Occidentales (uniendo las provincias de Pinar del Río y Matanzas);  Habana, que entonces era una única provincia (hoy fundiría La Habana, Artemisa, Mayabeque e Isla de la Juventud); Azucareros ( con los territorios de la antigua provincia de Las Villas), y Orientales (que unía a los peloteros de las provincias de Camagüey y Oriente).

Era entonces y en los años siguientes, enorme el entusiasmo de los cubanos por nuestro beisbol. Los resultados de la reciente Serie del Caribe fueron terribles para la pelota cubana. No voy a referirme a los evidentes errores de la dirección de Ciego de Ávila, sino al hecho de la paupérrima ofensiva de los cubanos, que se han habituado en nuestra Serie Nacional, a batearle a incipientes lanzadores y ya no son capaces de enfrentarse con éxito a un lanzador profesional. Hay una atroz carencia de buenos pitchers cubanos.

La nueva estructura que se anuncia para la próxima Serie Nacional va a ser aún peor que la que tenemos: habrá un play off  entre 4 de los equipos eliminados para que dos de ellos se sumen a los cuatro finalistas: tendremos otros dos pobres competidores en la final. Esta es una equivocada manera de enmendar la deficiente estructura del beisbol cubano de primer nivel. Estamos dando palos de ciego y cuidando intereses que no son la calidad de la pelota cubana.

La única manera de mejorar nuestro beisbol y no pasar a una decadencia mayor, es volver a los orígenes de la pelota revolucionaria: organizar equipos regionales, 4 como en los orígenes, o todo lo más 6, que coincidan con nuestras viejas seis provincias, porque las necesidades de nuestra pelota así lo piden a gritos.

Hay que integrar en esos equipos a los atletas que exhiban la calidad necesaria para estar     en ellos. Los que no hagan el grado, deben tomar parte en una Serie B, en la que sí habrá un equipo en cada provincia.

Un importante dirigente me argumentó que esa Serie B eran los primeros 45 juegos de la actual Serie Nacional, pero ello no es cierto.  

45 juegos son muy pocos para peloteros en formación. Deben ser también 90 juegos y allí deben estar nuestros mejores instructores de pitcheo, que enseñen los diferentes lanzamientos y disciplinen a los lanzadores para que adquieran el control, que es el mayor atributo de un pitcher, aún más que la velocidad; que enseñen cómo se toca bola y a los receptores a tirar a las bases y posicionar al equipo desde su posición frontal. Eso, o nuestros dirigentes deportivos se convertirán en los sepultureros de la pelota en Cuba. 

martes, 9 de febrero de 2016

Causas y azares de Augusto y Rosi

Hoy por la mañana iba llevar a Malva a su escuela, pero como íbamos casi con una hora de anticipación, pensé en pasar por casa de Augusto y Rosi, que viven cerca del Conservatorio. Llegando allá, Malva me dijo que no importaba que fuéramos temprano porque ella tenía cosas que hacer y así aprovechaba el tiempo. Ahí desistí de la idea de pasar por casa de mis amigos y continué con la niña hacia su escuela.

Acabado de dejar a mi hija, doblé por 25 con la idea de bajar por Paseo hasta el malecón. Pero cuando me acercaba al Saúl Delgado me sorprendió una muchedumbre que inundaba la calle. Cuando pude avanzar un poco más, pude ver un pequeño auto que descansaba panza arriba, frente al Preuniversitario. El gentío miraba y comentaba asombrado el accidente que, sin dudas, acababa de ocurrir. Me abrí paso despacio entre la multitud, y pude hacer rápidamente un par de fotos mientras seguía mi camino, preguntándome por la suerte de los infortunados que iban en el carro accidentado.

Unos cinco minutos después me entró una llamada de Rosi, quien me anunció que me habían visto pasar. Primero pensé que había sido cuando unos minutos atrás había cruzado frente a su casa, cerca de la escuela de la niña, pero enseguida me aclaró que por donde me habían visto era frente al carro volteado de la calle 25, que era el de ella y Augusto, pero que estaban bien los dos, Augusto en el hospital con sólo con algunas magulladuras, y que llamaba para que no me preocupara…

Me costó trabajo darme cuenta de que aquel carro volcado en la calle era el de los amigos que había estado a punto de visitar. Y cuando la verdad me golpeó, mi cabeza se lanzó en un retroceso cinematográfico y me vi llegando a casa de mis amigos con mi niña, tomándome un café y demorándoles, de forma que el imprudente chofer que se llevó el PARE de 25 y D jamás les hubiera alcanzado…

Aunque si hubiera sido así nunca hubiéramos podido imaginar lo sucedido, y yo no estuviera ahora intentando descifrar causas y azares, en franco desconcierto.



viernes, 5 de febrero de 2016

Los olvidados, los que se quedan

Por: Harold Cárdenas Lema

Son tiempos de fetichismo con el socialismo tropical cubano. Hay preguntas que hacen eco en todas las esquinas de esta isla y confieso que me tienen cansado. ¿Por qué se van los jóvenes cubanos? ¿Piensas irte también? ¿Qué pasará en un país sin juventud? Las respuestas son obvias: emigrar es su derecho, hay muchos que aspiran a hacerlo pero también otros que se quedan a conciencia. Aun así, molesta bastante que el protagonista hoy en día sea el emigrante y no quienes se quedan a construir el futuro de Cuba.

Los olvidados entonces somos los enraizados, los que quedamos aquí en este país cargado de contradicciones. Eso tiene que ver con otras actitudes, como aquella amiga de antaño que regresó el otro día y quería enseñarnos a utilizar Facebook porque “este país es un atraso”. O los que piensan que en Cuba quedan los que no tienen oportunidad de marcharse, reduciéndonos a una suerte de perdedores. Esos y otros mitos circulan todos los días, dando una visión simplificada de este país según la cual todos nos queremos marchar. Y no es así.

Conozco muchos jóvenes que les iría bien en otras tierras pero se quedan en Cuba porque los mueven fuerzas mayores. Muchos desconocidos que hacen bien anónimamente, muchísimos que trabajan cada día por un salario simbólico y son los héroes olvidados de este país. De esos no escribe casi nadie, es más fácil visibilizar a supuestos “ganadores” o preocuparse por el desangramiento migratorio y no por la solución para terminarlo.
¿Por qué se van los jóvenes? Muchas razones, entre ellas la ausencia de un paradigma del éxito que sí tuvieron nuestros padres y nosotros carecemos, que toca construir. Quizás la respuesta para esto sea precisamente visibilizar, ¿a quiénes? A los que se quedan.

Por otra parte, el éxodo del 2016 no es el mismo que la crisis de los balseros en 1994. Aquello fue una respuesta ante la escasez más cruda que hoy en día ya no es tan así. ¿Qué pasa entonces? Por alguna razón en los momentos más duros del Período Especial el consenso nacional soportó embates que hoy no podemos superar. ¿Por qué? Quizás porque el proyecto de nación estaba más claro en ese entonces, porque existía el liderazgo carismático de Fidel Castro como mecanismo de unidad o sencillamente porque creíamos que era posible un regreso a la estabilidad de los años 80.

El día que aceptamos que no había un regreso posible, desaparecieron los paradigmas y las certezas. Nuestra incapacidad de generar un consenso y enviar señales claras sobre el rumbo del país o sobre cuál es el plan gubernamental para nuestro futuro, provoca el desaliento y la mirada hacia alternativas foráneas. Parte de la emigración cubana es también responsabilidad nuestra entonces como proyecto de país incapaz de generar un mayor consenso.

En el extranjero tengo a todos mis amigos de la infancia menos uno, que quizás se marche pronto también. Allá están mis compañeros de aula, mis novias y si quisiera hacer una reunión de clase, sería más fácil hacerla en Miami que en mi ciudad natal. La empatía con el emigrado es inevitable porque con solo un par de giros en el destino cualquiera de nosotros pudo haber sido uno de ellos. Aun con su participación y apoyo, el futuro de esta isla tienen que decidirlo los que viven dentro. Irónico entonces que esos sean los grandes olvidados en esta historia, los que se quedan.

Fuente: https://jovencuba.com/2016/02/04/los-olvidados-los-que-se-quedan/